sábado, 31 de mayo de 2008

CAÓTICA ANA.....................



Anoche vi la última película de Julio Medem, "Caótica Ana", a pesar de la devoción casi ciega que siento por él, he esperado un tiempo para disfrutarla. Tal y como esperaba ha vuelto a pasar, mi mundo es el suyo, y todo ha adquirido otro tono que durará días o semanas, luego se pasa, pero sé que volveré a sentirme así cada vez que mire a Ana, a su Ana y la mía, a los ojos.
Cuando la película acabó empecé a llorar, no podía parar, era imposible, necesitaba llorar más y más, y no porque tenga un final trágico, ni mucho menos, necesitaba llorar porque se me había metido dentro, como a Lucía se le metió el libro de Lorenzo. No sé si Julio Medem es un genio, un pedazo de bestia parda, o si su arte agarra a mi subconsciente en algún punto indefenso, pero es increíble lo que logra provocarte sin que sepas exactamente porqué ni en qué momento.
Ana es mía, la siento, la conozco, sé como se siente, lo que duele, lo que pesa el caos de tener dentro muchas vidas, el sacrificio de olvidar la suya propia, de seguir el camino marcado por los otros "yos" que algún día fue, por todos los espíritus que le dejaron algo dentro.
Lo dicho, que he vuelto a susurrar al viento, y estoy convencida de que los destinatarios se dieron por enterados. Dejo aquí constancia de una frase, de uno de los pedazos que se me han agarrado adentro: "Con la biología no se acaba todo, después de la muerte estamos todos, vamos sumando, morir llena, no vacía".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ufffff, hace un rato que he acabado de ver Caótica Ana.
Medem nos propone una historia curiosa y apasionante, si bien es cierto que a mí la actriz no me ha convencido al 100% (su modo de hablar "copia" otros personajes medemianos?)
Medem te sumerge en una historia, poco a poco, atrapándote sin que te des cuenta y cuando más confiada estás ¡zas! te mete la mano en el estómago y te lo retuerce, porque yo a Ana la he sentido en la boca del estómago, pero también en el aire, en la historia (esa que se le daba tan mal a la protagonista), en el inconsciente colectivo de las mujeres que sabemos ¡sabemos! que llevamos dentros más historias, más vidas, más luchas (que estas no son las primeras) me gusta ese concepto de diosa que propone.
Me ha emocionado cuando ha descubierto que Said es su hijo, he comprendido el dolor y el alivio de poder volver a abrazarle...
uffff, debería verla otra vez, demasiados pensamientos confusos...
pero verla significa saltarme las recomendaciones de mi psicoanalista: nada de Medem, ni siquiera un trailer, eh?